ESTUDIO BIBLICO
Por: Camilo Sastoque
Rom
4:1 Entonces, ¿qué diremos en el caso de nuestro antepasado
Abraham?* para complementar su disertación o
explicación sobre la fe hace referencia al padre de la fe, Abraham.
Rom
4:2 En realidad, si Abraham hubiera sido justificado por las
obras, habría tenido de qué
jactarse, pero no delante de Dios. No tendría Abraham de que jactarse para con nosotros? De
su obediencia?, de escuchar a Dios? Pero ni el mismo lo hizo delante de Dios.
Rom
4:3 Pues ¿qué dice la Escritura? "Creyó Abraham a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia."
La escritura misma menciona que Abraham tuvo que
confiar en Dios y creer que existía para seguirle y esto le justifico, no su
obra, sino su fe, fue la que lo justifico. La fe es un estado o cualidad de
conexión con Dios que permite rebajar o reducir el alma (su orgullo, confianza
en sí mismo, vanidad, dominio, ego, arrogancia) del hombre al estado de
sujeción que se encontraba en la creación, para que de nuevo el espíritu que
está en comunión con Dios pueda vivir y manifestarle a Él en nosotros.
Rom
4:4 Ahora bien, cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un
favor sino como una deuda. El dinero que se le paga
a alguien por un trabajo no es ningún regalo ni un favor, sino algo que se le
debe, es algo a lo cual tiene derecho y se le debe. Esto para hacer referencia
a aquellos que obran, entonces pueden participar de los derechos de su justo
pago, mas no de la gracia y la justificación que son las que salvan.
Rom
4:5 Sin embargo, al que no trabaja, sino que cree en el que justifica al
malvado, se le toma en cuenta la fe como
justicia. Aquí el que no trabaja es aquel que ha
dejado de confiar en que Dios lo aceptara por sus obras, sino que más bien pone
su confianza en Cristo, esta fe se le toma como justicia (haciéndole justo ante
los ojos de Dios).
Rom
4:6 David dice lo mismo cuando
habla de la dicha de aquel a quien Dios le atribuye justicia sin la mediación
de las obras: Sigue su explicación mostrando como
en las escrituras como autoridad y aquellos hombres de Dios que los judíos
mismos exaltaban conocían esta verdad, que para ellos no era evidente.
Rom
4:7 "¡Dichosos aquellos a
quienes se les perdonan las transgresiones y se les cubren los pecados!
Rom
4:8 ¡Dichoso aquel cuyo pecado el
Señor no tomará en cuenta!"* (Psa_32:1-2) David
declaro proféticamente lo que habría de ocurrir con la venida de Cristo, su
crucifixión y su resurrección, dichosos quienes nos encontramos en estos
tiempos en donde la gracia y el favor de Dios vienen por fe, y recibimos el
perdón de Dios, la sangre que cubre multitud de pecados, y el hecho de que ese
pecado no será tomado en cuenta en el juicio venidero.
Rom
4:9 ¿Acaso se ha reservado esta
dicha sólo para los que están circuncidados?
¿Acaso no es también para los gentiles?* Hemos dicho que a Abraham se le
tomó en cuenta la fe como justicia. Acaso Dios ha
reservado la dicha de la salvación solo para los judíos circuncidados?, no nos
muestra la escritura la realidad de la justificación, donde la fe perfecciona
las obras y nos acerca a Dios? Sin importar nuestro origen o costumbre?
Rom
4:10 ¿Bajo qué circunstancias
sucedió esto? ¿Fue antes o después de
ser circuncidado? ¡Antes, y no después! Pablo
continua señalando el hecho de que la circuncisión no es más que una mera señal
de lo que haría el espíritu en nuestra naturaleza carnal y almática al
circuncidar nuestra mente y corazón para recibir lo que proviene de Dios.
Rom
4:11 Es más, cuando todavía no estaba circuncidado, recibió la señal de la circuncisión como
sello de la justicia que se le había tomado en cuenta por la fe. Por tanto,
Abraham es padre de todos los que creen,
aunque no hayan sido circuncidados,
y a éstos se les toma en cuenta su fe como justicia. Dios toma en cuenta hasta el último detalle, Abraham
había sido justificado por la fe, mucho antes de que recibiera por señal la
circuncisión como sello de la justicia tomada por la fe. De allí que Abraham
sea el padre de la fe, y padre de todos los que creen y aunque no hayan
recibido la señal de la circuncisión a estos la fe en Cristo se les cuenta como
justicia.
Rom
4:12 Y también es padre de aquellos
que, además de haber sido
circuncidados, siguen las huellas de
nuestro padre Abraham, quien creyó
cuando todavía era incircunciso. Aquí hace
referencia a aquellos que a pesar de haber sido circuncidados siguen por fe al
hijo de Dios y que no toman la seguridad de su salvación por la señal sino
mediante la obediencia a la fe.
Rom
4:13 En efecto, no fue mediante la ley como Abraham y su
descendencia recibieron la promesa de que él sería heredero del mundo, sino mediante la fe, la cual se le tomó en cuenta como justicia. Nos muestra que aun el cumplimiento de las promesas como
la que recibió Abraham se recibe mediante la fe que opera en los que siendo
justificados por Cristo obran y toman acción más no por la ley.
Rom
4:14 Porque si los que viven por la
ley fueran los herederos, entonces la fe
no tendría ya ningún valor y la promesa no serviría de nada. Porque si la ley determinara los herederos, nadie podría
recibir las promesas, ya ninguno por medio de la ley pudo mantenerse alejado
del pecado, así que la fe dispone un mejor camino, no más sencillo, pero si agrega
un valor más profundo al sacrificio y resurrección que operan en nuestro ser
para creer.
Rom
4:15 La ley, en efecto,
acarrea castigo. Pero donde no
hay ley, tampoco hay transgresión. La ley como tal en si misma trae consigo castigo, así que
la ley en operación conduce al castigo, pero donde la ley ha sido superada por
la fe, ya no hay transgresión, estos versículos explican la implicación legal
en el reino de la ley, pero también explican como la fe funciona en efecto con
la ley.
Rom
4:16 Por eso la promesa viene por
la fe, a fin de que por la gracia quede
garantizada para toda la descendencia de Abraham; esta promesa no es sólo para los que son de
la ley sino para los que son también de la fe de Abraham, quien es el padre que tenemos en común de allí que la promesa no opere en la ley sino por la fe,
pues por la ley no habría posibilidad de recibirla, pero en la fe la promesas
vienen a consecuencia de esta fe que opera en nuestros corazones para salvación
y que la gracia sea garantizada para lo que creen. Abraham al creer y confiar
en Dios se traspasó las barreras del tiempo y espacio que dividen la fe natural
de la sobrenatural, y lo convirtió en padre no solo de Isaac, sino de todos
aquellos que por fe reciben al Señor como su salvador, así fueron justificados
por la justicia de Dios que es Cristo.
Rom
4:17 delante de Dios, tal como está escrito: "Te he hecho padre de muchas
naciones."* Así que Abraham creyó en el Dios que da vida a los muertos y
que llama las cosas que no son como si ya existieran. Aquí
se hace una declaración extraordinaria de Dios, quien da vida a los muertos,
con el fin de expresar su naturaleza de dador, también como aquel que da vida
espiritual a los que no la poseen, y que llama las cosas que no son, que no
existen en el plano natural, como si ya fueran un hecho, reales en un presente.
La fe nos comunica con ese estado de Dios en el cual las cosas que no son o que
aún no existen en la fe, ya están hechas, solo esperan las acciones decididas
para que puedan ser manifestadas en la realidad consciente del ser.
Rom
4:18 Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas
naciones, tal como se le había
dicho: "Así de numerosa será tu
descendencia."* Al creer Abraham lo que Dios
le dijo, puso su fe en acción para que esta operara más allá de su
entendimiento llevándolo a esperar una promesa mayor que la de recibir un hijo
natural, sino que llego a ser padre de multitudes de naciones, conforme a la
palabra.
Rom
4:19 Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como
muerto, pues ya tenía unos cien años, y
que también estaba muerta la matriz de Sara. Esta
fe, como capacidad sobrenatural de Dios, le permitió a Abraham que aunque
estaba consciente de lo difícil o imposible que sería por su estado natural,
poder continuar creyendo aunque todo pareciera contrario en lo natural.
Rom
4:20 Ante la promesa de Dios no
vaciló como un incrédulo, sino que se
reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, ante el
desafío implantado por la promesa en la vida de Abraham, el no vacilo, sino que
se mantuvo firme en la fe, con lo cual glorifico a Dios, pues la ley no da
gloria a Dios, sino hasta cuando esta ópera en el creyente por la fe.
Rom
4:21 plenamente convencido de que
Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Abraham
sin verle, estuvo plenamente convencido de que Dios podía cumplir lo que le
había prometido, aun cuando pareciera que no se daría.
Rom
4:22 Por eso se le tomó en cuenta
su fe como justicia. Es allí donde su fe es reafirmada
y tomada en cuenta, no es la fe que genera resultados siempre, o la que obtiene
con frecuencia una respuesta a la oración la que da gloria a Dios, la fe que da
verdadera gloria a Dios, es aquella que probada bajo el fuego y la inclemencia
de las circunstancias adversas se mantiene firme, aunque la esperanza parezca
perdida por completo. Allí se forma la verdadera fe.
Rom
4:23 Y esto de que "se le tomó en cuenta" no se escribió sólo para Abraham,
Rom
4:24 sino también para
nosotros. Dios tomará en cuenta nuestra
fe como justicia, pues creemos en aquel
que levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor. este versículo de la escritura no solo fue escrito en la palabra para
Abraham, pues aunque en el contexto parezca que estaba dirigido a Él, Pablo nos
revela el verdadero sentido, al revelarnos que nuestra fe en Cristo es tomada
como justicia para Dios.
Rom
4:25 Él fue entregado a la muerte
por nuestros pecados, y resucitó para
nuestra justificación. La muerte que vivió Jesús
representa la muerte en la que vivíamos espiritualmente apartados de Dios por nuestros pecados, ya
que El mismo se hizo maldición por nuestros pecados y los llevo en la cruz,
para podernos dar vida e su resurrección en la cual se completó la muerte de
nuestro yo y la de nuestra naturaleza de pecado, la cual se lleva a cabo
durante nuestra existencia luego de recibir la justificación en Cristo, al
recibirle por fe y tomar su fe como la nuestra.