lunes, 27 de marzo de 2017

TIEMPO DE REFLEXIÓN


Si me siento deprimido, cantaré.
Si me siento triste, reiré.
Si me siento enfermo, redoblaré mis cuidados.
Si siento miedo, me lanzaré adelante.
Si me siento inferior, recordare hacia donde voy.
Si me siento inseguro, levantaré la voz.
Si siento pobreza, pensaré en la riqueza eterna.
Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante, recordaré mis metas.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré hambres pasadas.
Si siento complacencia, recordaré que mi ejemplo a seguir es Jesucristo.
Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.

2Co 12:10 Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Nuestras emociones nada tienen que ver con la naturaleza espiritual, ellas en su mayoría pertenecen a nuestra naturaleza caída, el orgullo, la vanidad, la tristeza, la alegría, el miedo son fácilmente producidas o manipuladas por la emoción. El enemigo solo tiene que hacernos explorar nuestras emociones para que el hombre caiga por su propia naturaleza, a Eva le tentó haciéndole preguntas que hicieron surgir en ella pensamientos y emociones que le condujeron a tomar la peor decisión de todas, desobedecer a Dios. Pero, el hombre sigue batallando contra las mismas emociones que hacen que el hombre pueda caer en pecado, solo el ejercicio del dominio propio puede hacer que el hombre no se deje dominar por sus emociones y estas no le controle. Si el hombre vive conforme a la emoción producirá las obras de la carne inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas (Gal 5:19-21). No podemos darnos el lujo de permitir que nuestras emociones nos controlen, debemos ejercer dominio sobre ellas y vivir libres de su influjo, ¿has sentido desanimo, tristeza, preocupación, angustia, afán?, son emociones desbordadas, que deben ser sometidas a la oración para que en la presencia de Dios donde solo hay paz y gozo en el espíritu podamos vivir tranquilos y sosegados.

GUÍA DE ESTUDIO

¿Qué emociones te controlan frecuentemente?
¿Porque surgen esas emociones?
¿Qué reacciones generan en ti esas emociones descontroladas?

¿Has ejercitado tu dominio propio?  

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