lunes, 13 de mayo de 2013

TIEMPO DE REFLEXIÓN



Recibo dirección de la luz radiante de Dios en amor y entendimiento.
'Un reflector en un teatro es usado para enfocar la atención de una audiencia en un artista o un escenario. Siguiendo el reflector, la audiencia enfoca su atención en lo que es más importante para ver y oír.
Obtengo mayor entendimiento de cualquier situación poniéndola en la luz de Dios, su manera de pensar, su manera de actuar. Y como el reflector en el teatro, la luz de Dios toma mi mente fuera de distracciones y en lo que necesito saber. Con la dirección de Dios, sé que las palabras y acciones que tomo son sabias y com­pasivas. La dirección de Dios es una luz de amor y entendimiento que brilla en la gente; eventos que son una parte importante de mi vida.
"No habrá allí más noche y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de sol, porque Dios, el Señor los iluminará" (Ap 22,5).
Es en la luz donde las tinieblas no hayan cabida, es en la luz que la verdad resplandece, es en la luz que se encuentran la cosas, es en la luz en la que se puede ver con claridad lo que está mal y lo que está bien, sin la luz de Dios no hay posibilidad de discernir entre lo bueno y lo malo, y de encontrar en aquellas cosas que parece contrarias lo que pertenece a Dios.
Es en su luz que perdemos el temor que nos embarga por el futuro que se avecina y por el pasado que nos agobiaba, es en esa luz que la mentira se deshace y la verdad se afirma, es en esta luz de Dios que la vida espiritual se abre espacio y da muerte a una vida llena de pecado, es en El que se haya luz, la verdad, el camino y la vida, porque nuestra luz es Jesucristo.

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