lunes, 11 de febrero de 2013

TIEMPO DE REFLEXION




Cuando un ganador comete un error, dice: "Yo me equivoqué" Cuando un perdedor comete un error, dice: "No fue mi culpa". 
Un ganador trabaja más fuerte que el perdedor y tiene más tiempo; un perdedor Siempre esta "muy ocupado" para hacer lo necesario. 
Un ganador enfrenta y supera su problema, un perdedor le da vueltas y nunca logra pasarlo. Un ganador se compromete; un perdedor hace promesas. 
Un ganador dice: "yo soy bueno, pero no tan bueno como a mí me gustaría ser". Un perdedor dice: "Yo no soy tan malo como lo es mucha otra gente u otros son peor Que yo". 
Un ganador escucha, comprende y responde. Un perdedor sólo espera hasta que le toque su turno de hablar. 
Un ganador respeta aquellos que son superiores a él y trata de aprender algo de ellos. Un perdedor se resiente con aquellos que son superiores a él y trata de encontrarles defectos. 
Un ganador se siente responsable por algo más que su trabajo; un perdedor no colabora y siempre dice: " Yo sólo hago mi trabajo". 
Un ganador dice, "Debe haber una mejor forma de hacerlo". Un perdedor dice: "Esta es la manera en que siempre lo hemos hecho". 
¿Y tú con quién de los dos te identificas?

Rom 8:37  Sin embargo,  en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Cristo ha llamado a los que le siguen en obediencia a sus mandamientos, para que sean más que vencedores por medio de aquel que nos amó, que es Jesucristo. No somos llamados a vencer en las cosas que al mundo le interesa vencer, aunque no por ellos dejaremos de dar lo mejor de nosotros mismos en nuestros trabajos o disciplinas por aquel que nos amó primero, somos llamados a vivir una vida en victoria sobre el pecado y el dominio que este ejercía sobre nuestras vidas, una vida en victoria sobre las circunstancias que nos rodean, una vida en victoria sobre las emociones que en otro tiempo nos gobernaban como los celos, la ira, la depresión, la tristeza, la angustia y el afán; hemos sido llamados a compartir la victoria que vence a este mundo que es nuestra fe en el hijo de Dios, quien nos ha permitido ser redimidos de nuestra naturaleza para llegar a ser Hijos de Dios, y compartir la verdad con aquellos que están ciegos y engañados por la mentira, por eso somos más que vencedores en Cristo, nuestro Señor y Salvador.

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