lunes, 7 de enero de 2013

TIEMPO DE REFLEXION

 
 
 
Hola feliz 2013!!! queremos llevar el mensaje del evangelio a millones, gracias por seguir acompañandonos, y compartiendo nuestras reflexiones, bendecimos tu vida para que continues aprendiendo y puedas ser usado por Dios para proclamar su verdad. Camilo Sastoque, MUF.
REFLEXION
Si los niños viven con la crítica, aprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a compadecerse a sí mismos.
Si los niños viven con ridiculez, aprender a ser tímidos.
Si los niños viven con celos, aprenden qué es la envidia.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Pero, si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con estímulos, aprenden a ser confiados.
Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a quererse a sí mismos.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a encontrar amor en el mundo.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden a tener un objetivo.
Si los niños viven compartiendo, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad y equidad, aprenden qué es la justicia.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener confianza en sí mismos y en quienes los rodean.
Si los niños viven en la amistad, aprenden que el mundo es un bello lugar para vivir.
Si los niños viven con serenidad, aprenden a tener paz espiritual.
Si los niños son fortalecidos y enseñados en la fe cristiana, entonces aprenden que es la verdad y nunca se apartaran de ella.
Ezequiel 22:26  Sus sacerdotes violan mi *ley y profanan mis objetos sagrados. Ellos no hacen distinción entre lo sagrado y lo profano, ni enseñan a otros la diferencia entre lo puro y lo impuro. Tampoco le prestan atención a mis sábados, y he sido profanado entre ellos.
Salmo 78:1  Pueblo mío,  atiende a mi *enseñanza; 
presta oído a las palabras de mi boca.
Proverbios 6:23  El mandamiento es una lámpara, 
 la enseñanza es una luz
 y la disciplina es el camino a la vida.
Es un llamado constante el que Dios hace a su pueblo para que aprenda y con humildad reciba la enseñanza, instrucción o disciplina que Él tiene para ellos, hemos sido engañados por la psicología moderna en cuanto a la enseñanza e instrucción para con los niños y hemos actuado de una manera equivocada, creyendo que no decir nada está bien o que alguna palabra puede traumar al niño, muchos creen que con no decir la palabra “no” están haciendo algo bueno, otros creen que con no castigar a los hijos podemos enseñarles obediencia, pero es una mentira nada está más lejos de la verdad, si verdaderamente queremos formarles en los principios y valores bíblicos y fortalecer su fe en Dios entonces debemos actuar como Dios en su paternidad lo hace con nosotros, El enseña, instruye y corrige a sus hijos porque los ama y sabe que si no lo hace y deja pasar la oportunidad para hacerlo, cada vez será más difícil que aprenda la lección, pero antes debemos entender que para poder corregir o castigar, primero se debe enseñar que es lo correcto y lo incorrecto, de allí que sea muy importante en la vida de los niños y la nuestra, el correcto aprendizaje de la verdad bíblica como un estilo de vida, luego debemos aprender a poner por obra lo aprendido para volvernos un ejemplo de lo que enseñamos, y en seguida debemos recibir con humildad la corrección hecha con amor aunque esto no parezca bueno para nada al principio, siempre al final la corrección da fruto, cuantas han sido las cosas que aprendimos a los golpes que nos da la vida por no habernos en principio dispuesto para aprender y luego ponerlo por obra, la escritura es luz a quienes la hallan y su disciplina el camino a la vida, atendamos a la enseñanza que Dios pone en nuestras vidas por Su palabra, por el ejemplo de los hombres consagrados a Él, y cuando vivamos situaciones difíciles por nuestras malas decisiones o acciones entonces dispongámonos con humildad a reconocer nuestro error, pedir perdón y a restaurar lo hecho con amor. Qué tal si nos dejamos enseñar, si disponemos nuestro corazón para aprender y dejamos de lado el orgullo que llena nuestro corazón con la autosuficiencia del humanismo.  

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